Usar el palo santo como ambientador natural, repelente de insectos y remedio casero, se ha convertido en una costumbre de cada vez más personas. Acá explicamos cómo utilizarlo.
El palo santo (Bursera graveolens) crece en el bosque seco tropical. Las tribus suramericanas se han beneficiado de sus propiedades por muchos años. Cabe destacar que sus atributos se obtienen sólo después de años posteriores a que el árbol haya caído de forma natural y espontánea, así que se recolecta sin dañar los árboles.
Quemar trozos de palo santo ha ayudado a limpiar y aromatizar espacios. También ha minimizado algunos problemas de salud al inhalar su aroma o beberlo como infusión.
Para quemar el palo santo, primero sostén un pedazo con una mano y, con cuidado, enciende el extremo utilizando un fósforo, un encendedor o una vela. Espera hasta que se apague solo o agítalo amablemente hasta que empiece a esparcir su humo. Luego, camina alrededor del lugar, teniendo en cuenta especialmente las esquinas. Otra opción es poner el trozo de palo santo en un recipiente seguro mientras el humo se esparce. Durante el proceso se recomienda agradecer todo lo que el árbol tuvo que pasar para brindar esa protección y paz, que te transporta al bosque seco tropical sin necesidad de ir hasta allá.
El palo santo también se puede utilizar como bebida. A un té o una infusión se le atribuyen propiedades como ayudar a la concentración, reducir el estrés, aliviar los síntomas de los resfriados, desinflamar, a mejorar el sistema inmune, y más.
Prepararlo es fácil. Para una taza utiliza alrededor de una cucharadita de polvo de palo santo. Si no tienes el polvo sino un trozo, con un cuchillo y con cuidado, corta pequeños pedazos y ponlos entre agua en una olla. Hierve a fuego lento por aproximadamente 10 minutos. Luego apaga la estufa y tápala por unos 5 minutos. Finalmente, cuela el resultado y añádele miel, estevia u otro endulzante. Bébe y disfrútalo.